Traducción de Alfonso Sánchez Moya revisada por Ana González-Rivas Fernández y editada por Asun López-Varela. El diseño HTML, el formato, y los enlaces de George P. Landow. En los títulos de las obras no traducidas al castellano, el traductor indica con la anotación «Nota del Traductor (N. T.)» entre paréntesis que la traducción de los mismos es obra suya. En caso contrario, el traductor se basa en las traducciones ya disponibles que figuran en el registro ISBN.
Hasta cierto punto, una vez superada la noción evangelista del pecado, y después de algunos problemas en relación con la libertad individual, Annie Besant se sintió capaz de luchar por el desarrollo espiritual. La consciencia para identificar conflictos que Annie tenía supuso una autentica fuente de creatividad y crecimiento. Su continuo proceso de auto-inspección alcanzó su punto álgido cuando Besant se convirtió a la teosofía. A partir de lo que se ha observado, no es posible hablar de cambio de identidades, pero sí de un proceso propio e individual similar al que el colectivo social atravesaba en la conocida experiencia de final de siglo, en la que una necesidad de un nuevo enfoque, una nueva dirección, era obligatoria. Se trataba de un paradigma de cambio, como si en realidad no sólo correspondiera a un profundo cambio en su consciencia, sino también a una nueva concepción de entender la vida. De hecho, no se ven juicios explícitos en cuanto a cuestiones de género, aunque bien es cierto que esta afirmación no invalida su decisiva contribución a la emancipación de las mujeres como una característica propia del cambio de siglo que entonces se experimenta. Al expresar un proceso de transición, en ocasiones en contextos en los que la mujer no encaja perfectamente (principalmente en el terreno de la ciencia), se percibe a la Mujer Nueva, quien, cuando se dispone a buscar alternativas en la esfera pública, lucha ya no sólo por la existencia de un nuevo tipo de familias, sino también por la existencia de unas políticas sexuales distintas. Tras unirse a la Sociedad Fabiana9, Besant se inició en el conocido «nuevo Unionismo», movimiento que recorrió Gran Bretaña hacia los años ochenta. Besant también contribuyó a la creación de nuevas fuerzas políticas que reconocieran la Home Rule10 de Irlanda y más tarde de la India, colándose «en la vanguardia de la agitación que luchaba por la educación de la mujer», como bien afirma Edward Said (264)/. Al observar el período victoriano tardío y sus dobles valores estándares, es necesario admitir que, hasta un determinado punto, el espiritualismo era una de las formas para desafiar los valores dominantes. Así, esta creencia subversiva fue realmente importante para muchas mujeres contemporáneas en su deseo de rebelarse en contra del asfixiante sistema patriarcal. Tanto es así que este ritual de resistencia atrajo también, y como se ha visto, a Annie Besant.
Aun sin centrarse claramente en cuestiones de género, los escritos de Besant expresaron su convicción de que las diferencias de género eran una justificación para mantener la desigualdad entre mujeres y hombres. De hecho, en su tiempo, caracterizado al igual que nuestro tiempo por la búsqueda de nuevas direcciones, Besant reivindicó que la opresión femenina no estaba basada en principios biológicos y sí en convicciones, las cuales habían sido construidas culturalmente. A pesar de que la igualdad de hoy en día está establecida desde un punto de vida legal en los llamados países civilizados, es posible percibir, en nuestra propia experiencia de final de siglo, que aún permanece una desigualdad basada en el género. E incluso, y en lugar de desigualdad basada en cuestiones de género, quizá sería más apropiado referirnos a una desigualdad basada en la diferencia.
Las actitudes de Besant, a veces tildadas por la crítica de cambiantes y demasiado flexibles, se comprenden claramente cuando sus escritos teosóficos son leídos, especialmente «Por qué me convertí a la teosofía» (1889). En este ensayo, Besant confiesa que ella no apuntaba a una identidad coherente, pero que eso mismo le sirvió simplemente como punto de partida para su proceso de auto-conciencia, el cual ella identifica con la teosofía. Como los propósitos reconocidos de esa sociedad eran la formación de un núcleo de la Hermandad Universal, el fomento del estudio comparativo de las religiones, filosofía y ciencia y la investigación de las leyes naturales; no se conocían por tanto distinciones algunas de sexo, raza o casta. En su lucha contra los roles de género, Besant anticipó ya entonces muchos de las cuestiones del siglo veinte. Además, su situación marginal le condujo a una posibilidad más efectiva de transformación social.
Según Una autobiografía, 1886 supuso un completo cambio en sus convicciones, las cuales serían ratificados tres años más tarde. Teniendo en cuenta no sólo transformaciones sociales radicales, sino también aspectos de la fraternidad humana, Besant admitió que para entonces, tanto el Socialismo como el Materialismo no estaban siendo lo suficientemente operativos. Había una clara necesidad de redirección (Autobiografía, 308-309), la cual se convirtió en algo compulsivo en el comportamiento de Besant, en concreto con la suspensión de las creencias frecuentemente atribuidas a los victorianos, aspecto confirmado por sus biógrafos (Besterman, 131-33, y Nethercot, 211). Sin embargo, no se está de acuerdo con aquellos críticos que únicamente ven la explicación a sus actitudes en su incoherencia extrema y no en una búsqueda sincera que apuntaba a una manera unificada de percibir la realidad.
El aspecto más específico y a la vez más interesante de Annie Besant es que representa el episteme victoriano en todas sus configuraciones, en concreto aquellas correspondientes a la estructura de todo aquello que había sido olvidado por varias tradiciones académicas (ver Williams). Aun en aquellos días, se percibe una interminable dialéctica entre las dimensiones sociales y psíquicas y la política, la cual se inmiscuye constantemente en todas sus obras, en las que estudia «los lados más oscuros de la conciencia, los sueños, las alucinaciones, las ilusiones, lo demente» (Autobiografía, 309). De hecho, muchos librepensadores contemporáneos, al igual que aquellos de la Sociedad Fabiana, mostraron al mismo tiempo interés en el desarrollo de experimentos científicos en los que ya se incluían experimentos psicológicos. Se cree que ésta es una de las facetas menos estudiadas de la sociedad victoriana más tardía, además de suponer un claro ejemplo de las antinomias de este periodo. De hecho, fueron muchos los científicos que en los últimos veinte años del siglo diecinueve decidieron investigar la dimensión espiritual desde una perspectiva verdaderamente científica. Esto, a su vez, supuso una expresión bilateral, ya que mientras que por un lado se experimentó un renacer del espiritualismo y las sociedades herméticas; por otro lado, la fundación de la Sociedad para la Investigación Psíquica (1882) atrajo con sí muchos librepensadores. Una paradoja aparente que ha sido estudiada por los críticos como una contradicción cultural, y que simplemente puede ser explicada por las posiciones anticlericales y las creencias fuertemente arraigadas.
A pesar de que Besant consideró que 1889 sería «un año para nunca olvidar», no es posible considerar su propia vida como un lento proceso de maduración similar al final del siglo, en el que es fácilmente perceptible la existencia de varias experiencias:
Estaba deslumbrada, cegada por la luz en la que los hechos inconexos eran contemplados como partes de un imponente todo, y todas mis confusiones, enigmas y problemas parecían desparecer. El efecto era parcialmente ilusorio en el sentido de que todos ellos tenían que ser desenmarañados más tarde lentamente, y el cerebro tenía que ir asimilando gradualmente lo que la rápida intuición había entendido como la verdad. Pero la luz se había visto, y fue en ese instante de iluminación cuando supe que la ardua búsqueda había concluido, y que la misma verdad había sido hallada. [Autobiografía, 310]
I was dazzled, blinded by the light in which disjointed facts were seen as parts of a mighty whole, and all my puzzles, riddles, problems, seemed to disappear. The effect was partially illusory in one sense, in that they all had to be slowly unravelled later, the brain gradually assimilating that which the swift intuition had grasped as truth. But the light had been seen, and in that flash of illumination I knew that the weary search was over and the very truth was found. [Autobiography, 310].A lo largo de su vida, Besant fue capaz de romper con las normas sociales y culturales, una razón por la que ella siempre estuvo receptiva a la otredad. Eso supuso para ella una forma de innovar y de no alinearse con la mayoría. En relación con la cultura india, Besant se preocupó no sólo por la expropiación de las prácticas y costumbres de la población colonizada sino también por la manera en la que los británicos se apropiaron de las características culturales de la India.
El hecho de releer sus textos autobiográficos y panfletos nos ofrece de la autora un cambio parecido a la metamorfosis de una crisálida, y su evolución es simbólicamente parecida a un espiral. Desde el Evangelismo al Librepensamiento y el Fabianismo, siempre luchando desde sus primeros años de ambig�edad, es posible percibir un poder creativo inmenso, con momentos llenos de contradicción y expansión, hasta que finalmente se llega al momento supremo, en el cual, y según sus propias palabras, se convirtió a la teosofía. Sin embargo, todos aquellos momentos que nos obligan a situar y a dislocar nuestro sentido del presente supusieron entones una forma de reconfigurar una resistencia.
Nota: por episteme, concepto central en la filosofía de Foucault, se quiere dar a entender el grupo de relaciones por el cual las prácticas discursivas adquieren forma de unidad.
Annie Besant, identidad cambiante y cultura de Final de Siglo
- La reconsideración del canon y la marginalidad de Annie Besant
- En busca de una identidad
- Besant y trasgresión
- Identidad como resistencia
Referencias
Besterman, Theodore. Mrs Annie Besant. A Modern Prophet.
Houghton, Walter E. "The Critical Spirit and the Will to Believe." The Victorian Frame of Mind, 1830-1870. New Haven, London, Yale University Press, 1957. 93-109.
The First Five Lives of Annie Besant. London: Rupert Hart-Davis, 1961.
Said, Edward W. Culture and Imperialism (1993). London: Vintage, 1994)
Williams, Raymond. "The Analysis of Culture." The Long Revolution (1961). Harmondsworth: Penguin Books, 1975. 57-88.
Modificado por última vez el 28 de junio de 2008; traducido el 22 de noviembre de 2010