Publicada en: Nexus, 2009:1, 105-107; www.aedean.org/NEXUSArchive/ nexus%202009.%201.pdf Existe una versión en lengua inglesa en: The European English Messenger, 18.2 (diciembre de 2009), 82-83. Copyright: ESSE (European Society for the Study of English) y el autor.
Nadie negaría la trascendencia de la influencia de la cultura grecorromana en la literatura decimonónica de Gran Bretaña y Estados Unidos, las huellas textuales de — para citar la lapidaria formulación de Edgar Allan Poe en su poema "To Helen" — "the glory that was Greece / And the grandeur that was Rome". Es indiscutible, en efecto, la impronta clásica en cualquier período de las letras de habla inglesa, desde la evocación de la guerra de Troya que abre Sir Gawain and the Green Knight hasta la recreación del mito de Orfeo y Eurídice en The Ground Beneath her Feet de Salman Rushdie. No obstante, en el siglo XIX este aspecto asume una relevancia especial, merced al peso que, tanto en el sistema educativo inglés, como en el norteamericano, se otorgaba a la cultura clásica como componente insoslayable de la formación hidalga de los "gentlemen". En este marco, y a la luz de la exclusión de la mujer de la educación superior, cuya lenta y penosa superación había de retratar en tiempos más recientes la Virginia Woolf de A Room of One's Own, no ha sido frecuente considerar la manifestación femenina de la clasicización de la cultura anglófona, es decir, la presencia de temas, alusiones y arquetipos oriundos del mundo grecolatino en las obras de mujeres escritoras británicas o estadounidenses del siglo XIX.
En este estudio de la autoría de Ana González-Rivas Fernández, que nos llega bajo la forma de e-book, se pretende analizar la presencia clásica en tres obras representativas de la literatura femenina decimonónica, siendo dos de ellas novelas británicas y la tercera una obra norteamericana perteneciente al género ensayístico. Los textos escogidos son: Frankenstein; or, the Modern Prometheus (1818) de Mary Shelley, Woman in the Nineteenth Century, de la estadounidense Margaret Fuller (1845), y The Mill on the Floss, de George Eliot (1860). El estudio se compone de una amplia introducción definiendo el objeto de estudio y la metodología seguida, tres largos capítulos dedicados a cada una de las obras, una conclusión sintética y una generosa bibliografía, teniendo ésta última la particularidad útil e innovadora de exponer por separado las obras grecolatinas referidas a través del texto, tanto originales, como traducciones al castellano. La autora se ha tomado el cuidado de proporcionar traducciones, en notas de pie de página, de todas las citas originales en inglés, latín o griego que aparecen en el texto.
El propósito de base de este estudio es el de demostrar cómo la recepción y transformación de motivos grecolatinos por autoras femeninas (y, por ende, no pertenecientes al sistema académico como tal) resulta en una transmisión de saber "a través de lo que llamaremos vías alteracadémicas" (5), así operando transformaciones en la naturaleza del canon textual de partida. La autora trae a colación tanto los enfoques específicos al mundo clásico privilegiados por cada una de las tres escritoras, como la feminidad compartida y reivindicativa que, a fin de cuentas, las une como pioneras de la literatura moderna de mujeres. A lo largo del análisis, se hace hincapié en el papel de vanguardia de las tres escritoras, cada una con sus planteamientos feministas (no se olvida que Mary Shelley era hija de Mary Wollstonecraft), a la vez que se subrayan las circunstancias excepcionales, familiares y vitales, que otorgaron a cada una de ellas una educación (incluyendo lo clásico) y un nivel cultural fuera del común y superando con mucho la norma femenina de su época. Así, por ejemplo, aprendemos que a Mary Shelley su padre William Godwin "le permitía . . . el acceso a su biblioteca personal, donde empezó a conocer a autores como Tácito, Virgilio y Ovidio" (58-59).
En vez de seguir el orden cronológico, la autora elige comenzar con el análisis de Margaret Fuller, de esta forma privilegiando el espacio discursivo constituido por las ideas feministas así como las expone abiertamente esta escritora. Fuller, adepta destacada, al lado de Emerson y Thoreau, de los círculos estadounidenses de la filosofía llamada Transcendentalism y esposa de un aristócrata italiano, se diferencia de Mary Shelley y George Eliot al ser principalmente conocida como la autora de un manifiesto abiertamente feminista, Woman in the Nineteenth Century. En este marco, se argumenta que "Fuller muestra una clara intencionalidad en su uso de la mitología clásica" (24). Se desarrolla la tesis según la cual Fuller se asume como constructora de una retórica femenina, cuyo punto de partida sería la retórica clásica, pero cuyos planteamientos finales serían bien distintos, pues desemboca en una feminización del discurso. A la vez, a través de la obra de Fuller se identifica una constante labor de reconfiguración de las figuras femeninas de la mitología grecolatina, como en el caso de "Miranda, un personaje imaginario que representa a la propia Fuller", que "llama a Ifigenia y a Antigona 'hermanas'" (27).
Se procede entonces a examinar el caso de Mary Shelley, cuya célebre novela Frankenstein también representa, en este estudio, un género a veces menospreciado o malentendido, la literatura gótica — género, como Ana González-Rivas se toma el cuidado de enfatizar, que demuestra tener enlaces profundos e insospechados con el mundo grecolatino. En el análisis de esta obra se señalan las múltiples formas por las que Shelley retoma y reinterpreta los arquetipos de la mitología clásica — el Prometeo de su subtítulo (analogía nunca explicitada en el texto como tal, aunque en cada momento latente, colocando a Shelley en un implícito diálogo con Esquilo), desde luego, pero también figuras como Edipo (el de Sófocles) y Medea (la de Eurípides). La novela gótica de Shelley, así, se constituye como relectura y reescritura decimonónica de la tragedia griega, desde una óptica femenina y cuestionadora, concluyendo la autora a este respecto que "esta reacomodación ha generado una fusión de géneros, donde se sigue manteniendo con éxito la esencia de los clásicos", de modo que nos encontramos "ante una nueva tragedia griega, pero escrita por una mujer inglesa del siglo XIX" (87).
George Eliot, pseudónimo por el cual se conoce universalmente a la mujer que nació Mary Anne Evans, aparece como autora ejemplificando la novela victoriana (género cuyo nombre, a pesar de todo, remite a una mujer símbolo de la nación británica en la época del capitalismo triunfante). Eliot viene representada aquí por una de sus más conocidas novelas y la que fue su tercera obra de ficción, The Mill on the Floss. En su discusión de este texto, Ana González o hasta rozando lo gótico, como en la comparación de la cabellera de la protagonista, Maggie Tulliver, con la de la Medusa, o la irónica equiparación de su pretendiente Stephen Guest con Hércules), sino también la de un fuerte cuestionamiento de los patrones educativos de la época. Si el joven Tom Tulliver se encuentra obligado, en su educación de gentleman, a estudiar el latín, materia para él muy difícilmente digerible, es en su hermana Maggie en la cual la cultura clásica, de entrada cerrada a ella por ser mujer, ejerce una fascinación que se puede leer como emblemática del potencial intelectual de la gente femenina — potencial aún negado por la ortodoxia victoriana de la que, no obstante, la propia Eliot se erguía, en su vida y obra, como gran contestadora. Como subraya la autora, "Eliot pone en evidencia la falta de fundamento de los prejuicios que existían en el siglo XIX sobre la incapacidad de la mujer para los estudios, y concretamente para las lenguas clásicas" (121).
Del análisis pormenorizado de las tres obras, González-Rivas concluye que las tres autoras decimonónicas han logrado plasmar a través de su escritura, cada una a su manera, un remodelado "mundo clásico en el que se subrayan las características femeninas", implicando a la vez "cierto alejamiento de los ámbitos académicos más científicos . . . , de modo que el mundo clásico se acerca a un público más amplio, y con una mayor presencia femenina" (155). Así, la feminización de los clásicos conlleva a la vez su democratización. En este orden de cosas y de cara a los retos educacionales del día de hoy, este estudio constituye, sin lugar a dudas, una valerosa aportación a los debates actuales sobre la naturaleza y función, en el marco socio-cultural, de la literatura y su enseñanza, al tiempo que reivindica, con elocuencia y empeño, la continua pertinencia para nuestros días del conocimiento del siempre actual mundo clásico.
Bibliografía
González-Rivas Fernández, Ana. El mundo clásico desde la mirada femenina: Margaret Fuller, Mary Shelley y George Eliot. Liceus (Madrid): Biblioteca de Recursos Electrónicos de Humanidades, 2008. 167 pp.
traducido 27 enero 2010