[••• = en español. Traducción de Montserrat Martínez García revisada y editada por Asun López-Varela. El diseño HTML, el formato, y los enlaces de Landow.]
Tal y como Stefan Collini señaló en una revisión reciente de una biografía de Leslie Stephens, el gran intelectual victoriano que fue también el padre de Virginia Woolf
A finales del siglo XIX, para un “hombre de letras” cavilar sobre la posibilidad de la tiranía doméstica era, ineludiblemente, meditar sobre “el escándalo Carlyle”. Poco después de la muerte de Carlyle en 1881, su biógrafo ungido, J. A. Froude, publicó materiales que expusieron a la luz pública el sufrimiento y la infelicidad doméstica de Jane Welsh Carlyle. La historia del matrimonio de los Carlyle planteó incisivamente la cuestión de si un escritor era un compañero de matrimonio inherentemente inadecuado, simultáneamente demasiado exigente, demasiado egocéntrico y demasiado en casa. Froude reveló con toda seguridad que Carlyle había sido alguien “malo con quien convivir” (y por esto, se le puso categóricamente una denuncia por haber traicionado a su maestro). Pero hizo más: aludió a, pero ostentosamente se negó a confirmar o a desmentir, los rumores de que los Carlyle “no eran un auténtico matrimonio, y que sólo eran compañeros, etc.”, una insinuación que se desvió bruscamente hacia una controversia a gran escala sobre el más delicado de los asuntos, si Carlyle había calculado su insatisfacción como marido al ser también impotente… En el curso de los años 1880 y 1890, el nombre de “Carlyle” se hizo emblemático del “Hombre de letras como mal marido”.
Collini nos recuerda que la biografía de Froude, que anticipa muchas obras modernas en ese género, no sólo generó un escándalo sobre el matrimonio Carlyle, sio que fue en sí mismo un escándalo que planteó una serie entera de preguntas:
1. ¿Fue el apóstol de la virilidad “poco viril” en sus asuntos personales?
2. ¿Cuál es entonces la relación entre la vida de un profeta y sus ideas?
3. ¿Y los defectos de lo primero indican necesariamente los defectos de lo segundo?
4. ¿El biógrafo debe lealtad en primer lugar a su temática o a su audiencia? ¿A la amistad o a la verdad?
5. ¿A quién debe lealtad el biógrafo cuando sobre además se le plantea una temática doble, en este caso, tanto Jane como Thomas Carlyle?
Referencias
Stefan Collini. "Having Emotions the Manly Way," Times Literary Supplement 4 de junio de 1999, p. 6. [Reseña de Trev Lynn Broughton, "Men of Letters, Writing Lives: Masculinity and literary autobiography in the late Victorian period."
Actualizado por última vez el 20 de febrero de 2002